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Entre la Cordillera de la Costa y el mar nuestros viñedos de Marchigüe están inmersos en un ondulante paisaje, extrañamente abierto, casi lunar. Más allá sólo divisamos desnudos cerros costeros hasta llegar al mismo océano Pacífico, a sólo 25 kilómetros de distancia. Es un paisaje muy diferente al de Apalta, incluso con cactus de largas ramas, casi surrealistas, recibiendo permanentemente las frescas brisas marinas.