La historia inicia cuando el vino chileno recién intentaba dar sus primeros pasos hacia el exterior. Montes comenzó su producción con alrededor de 3 mil cajas de doce botellas. La Viña, comenzaba a ser reconocida como una “viña boutique” de baja producción y alta calidad.
“La aventura de Viña Montes era para nosotros casi un proyecto de jubilación. Quisimos hacer una viña pequeña, tipo boutique, para entretenernos el día en que estuviéramos retirados definitivamente y que nos permitiera, además, lucir buenos vinos en los mercados internacionales”, señala Aurelio.
En ese tiempo, Aurelio Montes comenzó a ser reconocido como un excelente enólogo y con gran olfato comercial. Fue uno de los primeros en Chile en salir él mismo a vender sus vinos. Antes, los enólogos estaban encerrados en un laboratorio, con delantal blanco y nadie los conocía. Las tres mil cajas de entonces, se convirtieron en más de 650 mil. En la época que se embarcó en este gran desafío, Chile no estaba produciendo lo que el país quería tomar. "Vinos de alta calidad, una necesidad que identificamos y respondimos a tiempo”.
“Cuando conocí Apalta a los 21 años fue amor a primera vista y quedé obsesionado con esas laderas. Advertí que había un diamante en bruto. Mucho tiempo después, cuando con mis socios decidimos que teníamos que escoger un “terroir”, no dudé en que ese lugar debía ser Apalta. Llegamos en 1990 a esos campos, plantamos en los cerros y de ahí nacen nuestros productos ícono. Después, Casa Lapostolle también se interesó en este valle y yo mismo actué como consultor para que produjeran sus excelentes vinos ahí”, cuenta Aurelio Montes.
Viña Montes fue la primera en plantar sobre las laderas de los cerros a 45°, idea innovadora que implicaba un gran riesgo. Aurelio cuenta:
“Todos nos decían que era una locura, que era mucho más manejable hacerlo en el suelo, sin embargo, al segundo año ya logramos producir 50 mil cajas de vino. En el cerro se pueden manejar y potenciar diferentes aspectos, como la cantidad de agua y nutrición, lo que permite un mayor control de la calidad y cantidad”.
Luego vino el reto de desafiar los límites de la agricultura tradicional y plantar en la costa, específicamente en Zapallar, algo nunca antes desarrollado. De estos viñedos, nació una de nuestras últimas propuestas, Outer Limits.
La última locura de Montes, comenzó el 2017 cuando llevó a Viña Montes a la Isla de Chiloé, donde se están realizando estudios y pruebas a partir de la plantación de viñedos de las variedades Sauvignon Blanc, Riesling, Chardonnay, Pinot Gris, Pinot Noir y Gewüztraminer en la isla Mechuque, a 1.200 kms al sur de Santiago de Chile.
Tras salir de la Universidad Católica de Chile, postuló a Viña Undurraga, convirtiéndose en el primer enólogo de ésta. Tras su paso por esta gran escuela (12 años), Montes decidió emigrar y fundar en 1988 Viña Montes en la Finca de Apalta, en Colchagua, en conjunto con Douglas Murray, Alfredo Vidaurre y Pedro Grand personajes fundamentales en la elaboración de vinos y organización de empresas viñateras en esos momentos.
“Douglas Murray era genial y se puso en su tarjeta “Guardian of the Spirits” y cuando murió le dije en su funeral que yo recogía ese título. Y, claro, ahora eso dice mi tarjeta de presentación. Siempre nuestra filosofía fue producir vinos de máxima calidad. Un nivel que pensábamos, no existía en Chile en esa época”.